jueves, 22 de mayo de 2008

Tu inofensiva camisa favorita

No le damos el mismo uso a toda la ropa que tenemos. Ni el mismo significado. Todos tenemos una serie de prendas destinadas a usos concretos. Ropa de estar por casa, ropa para ir a la playa, ropa de cada día, para salir de noche, por la tarde, etc. No importa la clasificación. Ni siquiera importan los usos aquí enunciados. Lo importante, el concepto con el que te debes quedar, es que no a toda la ropa que tienes le das el mismo uso.
Pero me interesa un ejemplo concreto.
Por convención social, conservadurismo familiar, adaptación social o respecto a los valores de un colectivo o un individuo, todos, o casi todos, en algún momento respondemos a una serie de patrones sociales. De convenciones. En algún momento asistimos a una boda, a una fiesta que requiere cierta presencia. Todos disponemos de una serie de prendas versátiles, adaptables a la convención, útiles para una serie de rituales que tan sólo comparten la naturaleza de ritual, pues este puede ser de bienvenida (bautizo) o de despedida (funeral). A excepción de esos trajes horribles que llevan las damas de honor (hoy en día quizás deberíamos dar otro nombre a esas damas siempre y cuando consideremos en esta situación honor al status derivado de su sexualidad) que parecen confeccionados a partir de cortinas horribles, a excepción de esas prendas, todos disponemos de una parte del armario adecuado para rituales relativamente trascendentales.
El lado perverso de todo esto es que quizás esa camisa que tanto te gusta, o no, pero que consideras idónea y que la vistes en esos momentos clave de tu vida ritual, esa inofensiva camisa quizás la vistes una noche en la que acabas con taquicardias por que te has pasado con el speed, esa misma camisa quizás te cubre el cuerpo el día en que entierran a alguien querido. Esa misma camisa es el símbolo que proyecta cierta imagen de ti o de tu estado de ánimo en dos momentos antagónicos. Pero aquí no acaba todo. Esa misma camisa que tantas veces has lucido, quizás, si algún día mueres, tus familiares decidan que ella sea la prenda que vistas cuando se despidan de ti en el tanatorio. Esa camisa que compraste un viernes por la tarde por casualidad también puede ser la última prenda que vistas. La prenda que vistas en la última imagen que tienen de ti los que te recuerden.

1 comentario:

En Xavi dijo...

Y al final lo leí.

Me hace pensar en una frase de un grupo de música catalan, el cual me ahorraré el nombre para no herir tu sensibilidad: "tria bé la samarreta que t'has de posar demà, pot mostrar que encara penses o només ser un anunci ambulant".

Hay prendas de ropa inofensivas que no lo son, y hay otras ofensivas que sí lo son (léase estilo).