miércoles, 16 de abril de 2008

Libros. Meridiano de Sangre de Cormac McCarthy

El muchacho es todos los muchachos nacidos y criados en el oeste estadounidense de la segunda mitad del S.XIX. El oeste es un lugar por el que transcurren personajes indefensos, familias en busca de un lugar mejor, individuos codiciosos, hombres que dejaron de buscarle sentido a la vida en el mismo instante en que nacieron. Indios violentos e indios violentados. Paisajes desérticos donde reina el silencio y los rastros de poblados y de civilizaciones y de cuerpos podridos al sol y a la luna y el frío que se cuela en el corazón de las piedras y las destruye al medio día. Y el muchacho que vaga por el oeste participando en peleas a muerte con tan sólo dieciséis años. Un día se cruza en su camino una caravana de mercenarios que viajan al sur, al estado de Méjico en busca de indios a los que arrancar la cabellera a cambio de dinero. Toda y nada cambia en el momento en que a esas cabelleras indias se unen la de los ciudadanos del estado que los contrata. Entre ellos se encuentra el Juez, un hombre corpulento y alvino, culto, inteligente y manipulador al que le gusta violar y destrozar a niños y niñas. Un hombre que dirige el destino de los que le rodean.

En un relato que recuerda al poema de La danza de los ahorcados de Rimbaud y al prólogo de Fausto de Goethe, Cormac McCarthy nos cuenta la historia de un mundo en el que todo parece una pantomima dominada por algún Dios que puede estar perfectamente personificado. El conocimiento y la ingeniería social como motor de la dominación de unos hombres que viven sin valorar la vida, sin darle siquiera un sentido. Hombres y mujeres que se limitan a vagar en su existencia para dar pie a la rueda de la vida, para perpetuar la especie de un modo abúlico y sin convicción existencial. Un crítica a la vida desde un mundo plagado de muerte.

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