
El Arte Marginal, que no marginado - no hay que confundirlo, el primero se refiere a lo explicado anteriormente, mientras que el segundo sufre un desplazamiento y una supuesta falta de aprecio - nos habla de un grupo social y su identidad. Del mismo modo que identificamos a unas culturas, desde el punto de vista etnológico, con unas costumbres y todas las consecuencias que se desprenden de esta, el Arte Marginal habla de un colectivo muy determinado. Por norma general tendemos a considerar a un colectivo de personas, que no tiene por que permanecer unificado, pero en el que existe cierta relación entre sí, y en el que la cultura es fruto de esa relación. Aunque, en la actual cultura urbana hipercomunicada, estos colectivos pueden ser fruto de la decisión personal por formar parte de él, como pueden ser la tribus urbanas. Sin embargo, en el caso del arte marginal, el colectivo se forma por un rasgo común, como podría ser la clasificación sexual o por edades en una sociedad, y ese rasgo es fruto de la actividad individual e individualizada. Se trata de un colectivo que tiene en común la forma de hacer arte sin haberse formado de un modo concreto, sin escuela, una forma espontánea de expresarse y con características estéticas tan dispares como ellos y ellas y que, por esa manera de trabajar, se asemejan.

El Arte Marginal es la voz de aquellos que viven al margen de la sociedad por diversas razones, entendiendo la sociedad como un complejo de relaciones más o menos estables. Considero que es una forma de arte y una manifestación cultural como cualquier otra, pero que tiene una peculiaridad. El hecho de que sea un trabajo elaborado por personas con ciertas tendencias sociales y, aún con mayor peso, una psicología tan determinada, despierta una curiosidad y un acercamiento que el arte no marginal quizás no posee e, incluso, puede despertar esta curiosidad por el autor o la autora dada la distancia que marcan nuestras psiques. Con esto no quiero decir que el arte no marginal no despierte en el observador, lector o consumidor ganas de acercarse a la mente del autor, pero si que la complejidad es quizás distinta y la excentricidad del autor resulta, en el Arte Marginal, todavía más atractiva. Aunque, esto también puede ser un arma de doble filo, pues la ausencia de respuestas pueden conducir al receptor al tedio y por ende a la indiferencia.
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